Me he despertado con el olor de la parcela en mis manos,
Me he convertido en la semilla,
La misma que desde el surco aúlla,
Cuando el suelo lleno de abonos.
Ha crecido cuando la lluvia la ha abrazado.
Soy un pequeño dios,
Con mi yunta y mi arado,
Entre el agua y el sol acotado,
De los pies partidos,
De las manos agradecido.
Con amor hago brotar los hojas,
Para que crezcan agradecidas,
Las hortalizas…
Los chiles, el frijol, los maíces…
Mi cuerpo se cansa mientras te desvaneces.
Primero fue mi abuelo,
El que a mi padre enseño,
El amor por la tierra acuño,
De la tierra al cielo,
El secreto me dio.
La luna con sus fases,
Nos regalo el ciclo agrícola,
La tierra ha sido buena hasta la médula,
Las maquinas la engullen con sus fauces,
El cielo la bendice con su lluvia,
Florece el sagrado alimento.
Mientras yo admiro todo el proceso,
Mientras soy el instrumento,
Desde el filamento,
Hasta la labranza soy celoso,
En el campo sonríe la cosecha.
Cuido el cultivo la tierra sembrada,
El grano que crece al viento,
Para vender su fruto cerca de la enramada,
La plaga mi mano le aparto.
Dios un milagro le concedió
.
Soy el campesino,
El que hace crecer de la tierra los manjares,
El que nadie recuerda en su mesa,
Al partir la fresa,
Aún cuando el tiempo me ha cubierto de lunares,
Nadie aprecia lo que soy,
Un simple agricultor.
El Valhalla 